
Autor: Aldous Huxley
Año de publicación: 1932.
Idioma: Inglés.
“Actualmente no siento
deseos de demostrar que la cordura es imposible.”
“Entre sadismo y
revolución realmente revolucionaria no hay, naturalmente, una conexión
necesaria o inevitable”
“Grande es la verdad,
pero más grande todavía, desde un punto de vista práctico, el silencio sobre la
verdad.”
“Sustitutivo para el
alcohol y los demás narcóticos, algo que sea al mismo tiempo menos dañino y más
placentero que la ginebra o la heroína.”
“Imaginen la locura
que representa permitir que la gente se entregue a juegos complicados que en
nada aumentan el consumo.”
“Teniendo en cuenta
todo esto, deberías ser un poco más promiscua…”
“El sentimiento de que
tengo algo importante que decir y de que estoy capacitado para decirlo; sólo
que no sé de qué se trata.”
“Las palabras pueden
ser como los rayos X, si se emplean adecuadamente: pasan a través de todo. Las
lees y te traspasan.”
“Ford, somos doce; haz
de nosotros uno solo, como gotas en el Río Social; haz que corramos juntos,
rápidos como tu brillante carraca.”
“Ven, oh Ser Más
Grande, Amigo Social, a aniquilar a los Doce-en-Uno! Deseamos morir, porque
cuando morimos nuestra vida más grande apenas ha empezado.”

“Orgía-Porfía, Ford y
diversión, besad a las chicas y hacedlas Uno. Los chicos a la una con las
chicas en paz; la Orgía-Porfía libertad os da.”
“Pero ¿no te gustaría
tener la libertad de ser feliz... de otra manera? A tu modo, por ejemplo; no a
la manera de todos.”
“El asesino sólo mata
al individuo, y, al fin y al cabo, ¿qué es un individuo? -Con un amplio ademán
señaló las hileras de microscopios, los tubos de ensayo, las incubadoras-.
Podemos fabricar otro nuevo con la mayor facilidad; tantos como queramos.”

“Una de las
principales funciones de nuestros amigos estriba en sufrir (en formas más
suaves y simbólicas) los castigos que querríamos infligir, y no podemos, a
nuestros enemigos.”
“¿No deseáis ser
libres y ser hombres? ¿Acaso no entendéis siquiera lo que son la humanidad y la
libertad? -El furor le prestaba elocuencia; las palabras acudían fácilmente a
sus labios-. ¿No lo entendéis? -repitió; pero nadie contestó a su pregunta-.
Bien, pues entonces -prosiguió, sonriendo- yo os lo enseñaré; y os liberaré
tanto si queréis como si no.”